Nota:
ilustración de Fernando "Niño".
Cuando a la
escritora estadounidense Joy Williams se le preguntó, a propósito de su libro Cuentos
escogidos, que si veía a la sociedad devastada por causas de “una corrupción
buscada, deseada por el propio ser humano”, ella contestó: “Me gusta eso que
dice: una ‘corrupción deseada’, exactamente. Ya no podemos ser descritos como
meramente descuidados, irreflexivos o miopes. Consumimos, desperdiciamos, nos
reproducimos y construimos en un delirio estéril. Realmente, a estas alturas
sólo puede considerarse una psicopatía”.
¿Psicopatía?
Me quedé pensativo y me acordé de los descuidos, irreflexiones y miopías cuando
ciertas personas hablan a lo puro pen…, para no referirnos a sus obras, actos y
omisiones. Quizás esto es así porque, como dijo Thomas Carlyle, hablar es el arte de
sofocar e interrumpir el pensamiento. Y tal parece que ya ni pensamos, mucho
menos antes de hablar. O como señaló el príncipe Carlos José de Ligne, a los
hombres se les puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo,
y los que dicen algo por hablar. En otros términos, decimos idioteces que ni
nos damos cuenta, total, vivimos en una sociedad donde poco o nada valen las
consecuencias, pos sabemos que nomás es un decir que hasta nos vanagloriamos de
que suenen bonito y “justo en el blanco”. Esto se da, sobre todo, en los
políticos. ¡Eureka!
Como saben, hace unos días el
Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que “hay que
tener fe en la PGR”, con lo cual lanzó que hay que tener fe en nuestras
instituciones. Me quedé atónito -¿atontado?-. Lao-tsé escribió que “poca fe se
otorga a los que tienen poca fe”. En todo caso hay que tener confianza, pero
ésta se logra con resultados positivos, con “justicia justa”, me comentara
alguna vez un viajero. Pero los mexicanos estamos hasta la madre de la enorme
ineptitud -¿buscada?- de nuestras autoridades.
Friedrich Nietzsche afirmaba que tener fe
significa no querer saber la verdad. Y sí, hay más fe en una honrada duda,
creedme, que en la mitad de las creencias, ¿o no Alfred Tennyson? Pero, la verdad, sonó lindo
el dicho de Osorio Chong, hasta de chiste. ¿O acaso burla? Porque, ¿es una fe
sincera la fe que no actúa?, preguntó Jean-Baptiste Racine.
El otro
dicho fue del obispo de Veracruz, Luis Felipe Gallardo Martín del Campo: “Dios
perdona todo y a todos, incluso a Javier Duarte de Ochoa, siempre y cuando el
ex gobernador devuelva lo que presuntamente se robó.
(versiones.com.mx/24-07-17). O sea, puedes hacer todo, siempre y cuando te
arrepientes y devuelvas a la “normalidad” lo hecho, ¿y si matamos? ¿Acaso no
estamos haciendo eso, pecando? No hay purrum,
igual seremos perdonados. ¿Todos somos psicópatas? O que alguien me lo
explique.
Y qué tal el
senador por Veracruz, Pepe Yunes Zorrilla, quien aseguró que la política es de
causas: “Y cuando son causas justas, sentidas, siempre abren canales de
esperanza y permiten seguir trabajando. La manera de poder servir a la gente es
ponerse en los zapatos de la gente. Saber qué tipo de respuesta está esperando
quien está haciendo un planteamiento, y que la está esperando en los mismos
términos que a uno nos gustaría”. (gobernantes.com/23-07-17). Chido, seguro que
se ha puesto huaraches, chanclas elaboradas a mano con botellas de plástico o
de llantas y ha andado en lodo, bajo la lluvia o el tormento del sol, sin comer
durante tres días, quizás nomas tortillas con sal y puro chile.
De que
somos… somos.
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